miércoles, 22 de agosto de 2012

Con la C de Caperucita (2ª parte Discordia)


Avanzó por la calle. Se resistía con todas sus fuerzas a girar la cabeza y mirar hacia arriba. Sentía como los ojos de él se clavaban en su espalda. Llegó hasta la estación de metro. Hasta el punto cero de su relación. Allí se conocieron y, a ochocientos metros, decidieron vivir juntos cuatro meses después, en un impulso emocional y romántico, casi de guión de película. Ahora el cuento de papel se había quemado y ella parecía andar entre sus cenizas. Sintió frío. Sacó su bufanda, también roja, y se la envolvió alrededor del cuello, cubriéndose en parte el pelo con ella.

Se sintió tentado a salir corriendo. A atraparla en mitad de la calle para no dejarla escapar. Imaginar su sonrisa, siempre sincera y reconfortante, y pensar en una posible reconciliación le tranquilizó al instante, le dio fuerzas. Al ir a salir por la puerta vio la foto en  el suelo; antigua felicidad rodeada de cristales rotos. Lágrimas, gritos, odio y destrozos volvieron a su cabeza. Un puzzle de discordia donde finalmente todo había encajado. Se quedó inmóvil de nuevo  y encendió otro cigarrillo.

Bajó el primer escalón. Indecisa. Todo aquello tenía que ser por fuerza una pesadilla. Por un lado deseaba coger el primer tren y desaparecer de la historia. Ser una espectadora ocasional. Por otro lado deseaba que su mano la agarrara por el hombro y que él la envolviera entre sus fornidos brazos. ¿Podría olvidar todo lo que se habían dicho? Seguía nevando. Finalmente miró hacia su balcón. Él no estaba. Los transeúntes observaban curiosos a aquella chica empapada, de abrigo rojo que, bajo un manto de nieve, lloraba agarrada a una bolsa de viaje. Una caperucita moderna con final infeliz.



Rescató la foto y la dejó encima de la barra de la cocina. Sonreían. Era verano. Su primer verano juntos. Habían dibujado un corazón de arena entre los dos. Ahora el corazón se le antojaba un reloj que había dejado escapar su contenido, indicando el fin de una unión. Giró la foto, como si el reloj pudiera volver a contar desde la otra posición. ¿Sería igual de fácil rescatarla a ella de entre tanto cristal roto?

Cogió el siguiente metro

Se guardó la foto.


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